Tortilla de patata sin huevo

Ingredientes:
-patatas
-huevos
-aceite y sal

Se pelan y cortan las patatas en rodajas finas. Se ponen en una sartén con poco aceite a fuego lento y se fríen hasta que se ablanden. Se retiran del fuego, se escurren de aceite y se colocan en un cuenco. No se cascan los huevos ni se baten con una pizca de sal. No se mezcla el huevo batido con las patatas. Se pone un hilo de aceite en una sartén antiadherente. Se vierte el contenido del cuenco en la sartén cuando el aceite empieza a humear y con la espátula se presiona un poco. Se baja el fuego al mínimo y se tapa. Una vez dorada se le da la vuelta con la ayuda de un plato y se deja dorar por la otra parte. Retirar y servir.

(Ideal para gente con colesterolemia.)

Caja Rusa de bombones

Ingredientes:

-caja de bombones rellenos de licor

-una pizca de veneno letal

-jeringuilla pequeña (de las que se conocen en la jerga toxicómana como insulina )

Elegir al azar uno de los bombones y, ayudados de la jeringuilla, extraer el licor e inyectar el veneno letal de necesidad.

Volver a colocarlo en la caja con el resto de bombones, ofrecerlos en una reunión familiar o amistosa(Nochebuena, una jubilación, un cumpleaños, etc.) y a ver qué pasa.

La Caja Rusa de bombones está indicada para gente a la que le guste el riesgo y las emociones fuertes.

No recomendada para diabéticos, enfermos cardiovasculares y gente con mal perder.

NOTA: Esta receta tiene una variante más animada basada en el clásico juego de las sillas, pero es menos popular puesto que el ganador se encuentra con el fastidio de deshacerse él solo de todos los cadáveres.

Desidia de nevera

Ingredientes:
-1 guía telefónica
-1 teléfono (fijo o móvil)
-dinero

Busque en la guía el teléfono de una pizzería o local de comida de reparto a domicilio. Marque el número y encargue el menú que desee. Espere mientras el repartidor le lleva el pedido. Cuando llame a su puerta recíbalo con alegría (hablamos de una alegría contenida, la suficiente para que el portador de los víveres perciba un cálido recibimiento y una cordial gratitud. Recuerde que el repartidor es generalmente un desconocido y un exceso de emoción podría dar pie a malentendidos), pague el encargo y despida amablemente al repartidor, si acaso con la bendición de una propina. Siéntese a la mesa y disfrute de la comida.

Nota: no demore en exceso su próxima visita al supermercado.

Acompañar a un cocido (Procedimientos)

No está bien echarlo todo al agua y, ¡ala!,
¡Por ahí te cuezas!
Nada de eso.
A un cocido hay que acompañarlo
las tres o cuatro horas de su cocción,
serenos y expectantes
como en un velatorio.

Un cocido es una cosa muy seria.

Sushi de corbata (para cocineros iniciados)

Imagíneselo y realícelo.

(Sólo una recomendación: no mezcle tejidos. En cuanto al maridaje de rayas y cuadros, no haga caso a los puristas, sea osado y experimente.)

Nube peluda a la plancha (4 comensales)

Ingredientes:
-1 nube peluda mediana
-1 cabeza de ajos
-1 ramito de perejil
-aceite y sal

Se quema al fuego la nube para eliminar los pelos hasta que quede bien limpia.
Se corta en filetes, rodajas o dados medianos (según la forma de la nube). Se lavan bien bajo el grifo, pero sin frotar y se escurren. Se colocan las tajadas sobre la plancha a fuego fuerte y se espolvorean con el ajo y el perejil bien picados. Se rocía con un poco de sal y un hilo de aceite. Cuando empiecen a soltar agua apartarlos del fuego y consumir inmediatamente.
Si utiliza nubes con aparato eléctrico cocinarlas sólo en fogones de gas, nunca en vitrocerámicas ni cocinas de inducción, podría dañar sus electrodomésticos.

Nota: las nubes de pelo moreno suelen ser más duras que las rubias o pelirrojas, que son más tiernas por lo general. Aunque de sabor, aquéllas tienen un paladar más contundente que éstas. Si va a utilizarlas en guisados o hervidos para dieta, recomendamos las de pelo claro. Sin embargo, a la hora de asar, freír o rebozar usar preferentemente las de pelo oscuro.

Pepico had a dream

“Anoche soñé que freía un colchón.
En mi sueño, una gran sartén repleta de aceite humeante freía sin contemplaciones un enorme colchón de látex. Lo miraba yo todo de refilón y, con los poderes que los sueños nos otorgan, me elevé y sobrevolé la fritanga mirando su curioso mapa e impregnándome de su olor.
Pregunté al que se ocupaba de tal guiso, que era yo mismo, si el sabor de aquel plato sería apto para el consumo humano, a lo que me contesté: ¡ye! vas a probar cosa buena.”